miércoles, 23 de mayo de 2012

EDUCACIÓN PARA LA SALUD EN GERIATRÍA

Comenzaremos definiendo dos términos muy importantes en el mundo sanitario:
La promoción de la salud es un grupo de medidas puestas en marcha con el objetivo de promover un estado óptimo de salud física, mental y social en la población. Este grupo de medidas comprende actuaciones en el ámbito de la educación sanitaria, políticas de salud pública, tratamiento de enfermedades y medidas preventivas.
La educación de la salud es un instrumento básico en la promoción de la salud y en la acción preventiva. Es un método de intervención que también forma parte de los cuidados que se prestan.
Las medidas preventivas se clasifican en función de la fase de enfermedad donde se desarrollan. Así, se puede hablar de:
  • Prevención primaria, cuando intentamos evitar la aparición de lesiones y enfermedades actuando sobre factores de riesgo y promocionando hábitos de vida saludables.
  • Prevención secundaria, que intenta detectar y tratar precozmente enfermedades ya existenes aunque asintomáticas hasta ese momento.
  • Prevención terciaria, que intenta evitar secuelas, recaídas, así como promocionar la rehabilitación y recuperación de las mismas.

En los ancianos todos los tipos de prevención tienen importancia, aunque la mayor parte de medidas estarán incluidas entre las medidas de prevención secundaria, al encontrarse las lesiones ya existentes o las enfermedades en su fase inicial en un intento de evitar su progresión, y entre las medidas de prevención terciaria, al intentar evitar incapacidades y proporcionar recuperaciones.

Por tanto, el objetivo de la promoción de la salud en la población anciana es mantener el mayor grado de autonomía y evitar la aparición de enfermedades, es decir, conservación de la salud. Establece como máxima prioridad mejorar la calidad de vida, cosa que implica fomentar comportamientos que favorezcan un estilo de vida adecuado. Sin embargo, en los ancianos la prevención de enfermedades tiene aspectos especiales. En muchas ocasiones las enfermedades están ya presentes y quizás más importantes que los objetivos clásicos de disminuir la mortalidad y aumentar la expectativa de vida, son los objetivos de prevenir y retrasar el deterioro funcional, evitar la dependencia y mantener la autonomía y la calidad de vida.
Mediante la educación para la salud, se pretende conseguir que las personas ancianas consigan abandonar los hábitos de vida que puedan conllevar repercusiones perjudiciales para su calidad de vida, a la vez que substituirlos por otros que se han demostrado más saludables. La educación para la salud es esencial en esta franja de edad, habiéndose mostrado eficaz para mejorar la calidad de vida del anciano. Todo ello repercutirá no sólo en el beneficio del paciente anciano, sino también en su entorno familiar y social.

En el estudio citado, se comprobó que la educación sanitaria en este grupo poblacional (ancianos hipertensos) es posible siempre que se tengan en cuenta los criterios psicopedagógicos para la educación en la tercera edad: al utilizar la dinámica de grupo como técnica educativa, la relación maestro-alumno se torna un proceso cooperativo, donde el aporte de experiencias y sabiduría es compartido por todos. Por tanto, la educación y la promoción de la Salud controla muchos casos de enfermedades crónicas y previene de otras patologías, mejorando los hábitos, repercutiendo en el estilo de vida del individuo.

Bibliografía
González Sánchez, R. Educación para la Salud. Influencia en ancianos hipertensos, 1999. Disponible en: http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0864-21251999000400003

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