La promoción
de la salud es un grupo de medidas puestas en marcha con el objetivo de
promover un estado óptimo de salud física, mental y social en la población.
Este grupo de medidas comprende actuaciones en el ámbito de la educación
sanitaria, políticas de salud pública, tratamiento de enfermedades y medidas
preventivas.
La educación
de la salud es un instrumento básico en la promoción de la salud y en la
acción preventiva. Es un método de intervención que también forma parte de los
cuidados que se prestan.
Las
medidas preventivas se clasifican en función de la fase de enfermedad donde se
desarrollan. Así, se puede hablar de:
- Prevención primaria, cuando intentamos evitar la aparición de lesiones y enfermedades actuando sobre factores de riesgo y promocionando hábitos de vida saludables.
- Prevención secundaria, que intenta detectar y tratar precozmente enfermedades ya existenes aunque asintomáticas hasta ese momento.
- Prevención terciaria, que intenta evitar secuelas, recaídas, así como promocionar la rehabilitación y recuperación de las mismas.
En
los ancianos todos los tipos de prevención tienen importancia, aunque la mayor
parte de medidas estarán incluidas entre las medidas de prevención secundaria,
al encontrarse las lesiones ya existentes o las enfermedades en su fase inicial
en un intento de evitar su progresión, y entre las medidas de prevención
terciaria, al intentar evitar incapacidades y proporcionar recuperaciones.
Por
tanto, el objetivo de la promoción de la salud en la población anciana es
mantener el mayor grado de autonomía y evitar la aparición de
enfermedades, es decir, conservación de la salud. Establece como máxima
prioridad mejorar la calidad de vida, cosa que implica fomentar comportamientos
que favorezcan un estilo de vida adecuado. Sin embargo, en los ancianos la
prevención de enfermedades tiene aspectos especiales. En muchas ocasiones las
enfermedades están ya presentes y quizás más importantes que los objetivos clásicos
de disminuir la mortalidad y aumentar la expectativa de vida, son los objetivos
de prevenir y retrasar el deterioro funcional, evitar la dependencia y mantener
la autonomía y la calidad de vida.
Mediante
la educación para la salud, se pretende conseguir que las personas ancianas
consigan abandonar los hábitos de vida que puedan conllevar repercusiones
perjudiciales para su calidad de vida, a la vez que substituirlos por otros que
se han demostrado más saludables. La educación para la salud es esencial en
esta franja de edad, habiéndose mostrado eficaz para mejorar la calidad de vida
del anciano. Todo ello repercutirá no sólo en el beneficio del paciente
anciano, sino también en su entorno familiar y social.
En el
estudio citado, se comprobó que la educación sanitaria en este grupo
poblacional (ancianos hipertensos) es posible siempre que se tengan en cuenta
los criterios psicopedagógicos para la educación en la tercera edad: al
utilizar la dinámica de grupo como técnica educativa, la relación
maestro-alumno se torna un proceso cooperativo, donde el aporte de experiencias
y sabiduría es compartido por todos. Por tanto, la educación y la promoción de la
Salud controla muchos casos de enfermedades crónicas y previene de otras patologías,
mejorando los hábitos, repercutiendo en el estilo de vida del individuo.
Bibliografía
González
Sánchez, R. Educación para la Salud. Influencia en ancianos hipertensos, 1999. Disponible
en: http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0864-21251999000400003
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